El autocuidado también es feminista
Hablar de autocuidado es
sumamente importante en un sistema capitalista donde las dinámicas laborales y
de la vida cotidiana tienen un gran impacto en la salud y el bienestar de las
personas. Es larga la lista de enfermedades que podemos enunciar provocadas por
los altos índices de estrés, principalmente en las ciudades.
El contexto en el que vivimos
y nos desempeñamos las mujeres, de violencia estructural, la cultura machista y
precarización laboral son situaciones que implican enfrentar cotidianamente
dinámicas extenuantes y altos índices de estrés con serias implicaciones
negativas para nuestra salud física y emocional. Que en muchos casos ni
logramos percibir, pues pocas son las veces que escuchamos a nuestro cuerpo y
sólo en ocasiones reaccionamos cuando el colapso corporal es inevitable.
Enfrentar esta
dinámica, sanar el cuerpo y la mente, prevenir desgastes, saber poner límites e
incluso tomar un descanso de nuestras dinámicas laborales, familiares y
sociales se vuelve todo un reto ya que tenemos interiorizado uno de los roles
más fuertes del patriarcado: el ser para los otros/as.
Históricamente a las
mujeres se nos ha educado para cuidar a las y los otros: alimentarlos,
sanarlos, vestirlos, etc. El rol de cuidadoras que se nos ha asignado perpetúa la
figura simbólica del eterno femenino, en tanto que se cree que las tareas del
cuidado son parte de la naturaleza innata de las mujeres. Esta socialización
del cuidado ha influido significativamente en la forma en la que las mujeres
asumimos el autocuidado de nuestros cuerpos, vidas y salud ¡todo para los otros,
nada para nosotras!
He ahí la importancia de
reflexionar en torno al autocuidado.
Desde la visión
capitalista el autocuidado es un privilegio donde la felicidad y el bienestar
son para ciertos grupos que tienen los
recursos económicos para acceder a servicios médicos dignos, productos y
servicios, tener tiempo de ocio y entretenimiento, etc.
En una visión más amplia el
autocuidado tiene que romper con la lógica capitalista y patriarcal de consumo.
Por lo en este texto se comparten algunos puntos que inviten a la reflexión
sobre lo importante que es el autocuidado desde una perspectiva feminista no sólo
como una forma de participar en el movimiento feminista, sino como una forma de
vida más sana, placentera y amorosa para todas las mujeres.
1.- Tú: mujer, joven,
feminista, lectora eres lo más importante. No en la lógica capitalista del
individualismo sino en el sentido de poner nuestro cuerpo y necesidades primero,
nuestros cuerpos y vidas son una prioridad.
2.- Tu cuerpo es sabio
¡escúchalo! Tomate cinco minutos para sentirlo, habla de tus problemas, expresa
cómo te sientes y qué necesitas física, emocional, económica y artísticamente,
etc.
3- Feminista, defensora,
activista y todas las mujeres: nunca olvides ser feliz, divertirte haciendo lo
que te gusta, descansa cuando lo necesites, vive plenamente aunque las demás
personas te critiquen o juzguen. Recuerda no venimos a complacer a los/as
demás. También tienes que pensar en ti.
4.- Aprende a decir ¡No! Es
importante saber poner límites así como conocer nuestras propias limitantes.
5.- Construye y
ejerce el autocuidado desde una lógica autogestiva no necesitas comprar o
acceder a ciertos servicios o cosas para sentirte bien. Disfruta de las
pequeñas cosas que te gustan como tomar una taza de café con una amiga, bailar
o reír a carcajadas, ver una película, caminar, etc. Así de simple y
transgresor es el autocuidado feminista.
Jessica Techalotzi
Elige, Red de Jóvenes por los Derechos Sexuales y Reproductivos A.C.
@EligeRed
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