De
romances patriarcales y violencias de
género
«El día
que una mujer pueda no amar con su debilidad sino con su fuerza, no escapar de
sí misma sino encontrarse, no humillarse sino afirmarse, ese día el amor será
para ella, como para el hombre, fuente de vida y no un peligro mortal»
En el análisis
que hacen algunas feministas confluyen tres elementos: el capitalismo, el
patriarcado y la heteronorma o lo que algunas llaman el capitalismo-hetero-patriarcal el
cual impone un modelo de amor, una forma de relacionarnos en pares que se reproducen
y a su vez reproducen el sistema de desigualdad y opresión. En las sociedades
occidentales este modelo de amor es posicionado como centro de aspiraciones en
la vida de las mujeres.
En México son
asesinadas 7 mujeres al día. Estas mujeres y jóvenes no fueron asesinadas por
un desconocido o un psicópata como en ocasiones se dice en la prensa, fueron
privadas de la vida por sus parejas o exparejas, sus novios, ese “príncipe
azul” que les prometía amor eterno, esa persona que conocía sus sueños y aspiraciones.
Para algunas
personas hay algo de romance en estas crueles escenas ¡como Romeo y Julieta! -se
escucha en tono de suspiro-, para el resto la culpa es de las mujeres, “¿por
qué no lo dejo si ya sabía cómo era?”, “Ella se lo busco”, “Es su culpa” “Te
quiere por eso te cela” “No sabe cómo llamar tu atención” “Reacciona así,
porque te quiere y no sabe cómo expresarlo” Pero la realidad es que para la
mayoría de las mujeres el amor romántico se ha convertido en sinónimo de
violencia, sufrimiento, denigración y muerte.
Y es que tenemos
un serio problema con el amor y la violencia hacia las mujeres.
Como mujeres, a
pesar de nuestra sensación de que “algo no anda bien”, interpretamos como
una demostración de “amor verdadero” actitudes de control y represión,
convirtiendo incluso la celopatía en un termómetro de la intensidad del amor.
En realidad son éstos los primeros escalones para la construcción de una
pareja asimétrica en la que el chico impone su criterio y la chica va siendo
sometida poco a poco adentrándose en una espiral en la que a cada paso se añade
un grado más de violencia. El amor romántico que se nos presenta mediante las
películas, novelas, literatura, canciones como ideal a alcanzar impone un
modelo de relacionarse desde la heteronorma y la desigualdad entre hombres y
mujeres a través de mitos e ideales como los celos, la exclusividad, la
creencia de que el amor verdadero perdona todo, el famoso “Si no se sufre no es
amor”, “El amor es para siempre” y “La media naranja”.
La pervivencia de
estos mitos ligan las relaciones afectivas con el control, los celos, los
sacrificios extremos y el abandono del propio ser en manos del otro, originando
una incapacidad de responder de forma temprana a las señales de una relación
que puede convertirse en una relación violenta y destructiva. Sorprende que
conceptos como el de respeto, igualdad, libertad, apoyo y ayuda mutua, no
aparezcan en el primer lugar de las prioridades de una relación de pareja.
Es entonces que el entramado del amor romántico representa una
herramienta de control que pone en riesgo la vida de las mujeres y perjudica
profundamente la lucha por la igualdad de las mujeres y su autodeterminación.
Es un amor basado en un modelo capitalista de posesión del otro(a) que
reproduce los roles de género tradicionales y que se basa en el sufrimiento,
sacrificio y entrega total de las mujeres.
Las feministas no sólo hemos cuestionado este modelo de amor, también
en el día a día y a través de reflexiones colectivas hemos buscado otras formas
de relacionarnos desde la autonomía, el goce, la libertad, el desapego.
Otras formas de amar son posibles y no hay una receta o un libro con
10 pasos para librarte del amor romántico, es un ejercicio cotidiano de
deconstrucción constante de prácticas patriarcales para lo cual es importante
desmontar los mitos sobre el amor romántico, aquí se presentan algunos:
Mito de la complementariedad o media naranja. Creer que es
necesaria una pareja (la cual está predestinada) para ser completamente feliz
en la vida.
Mito del razonamiento
emocional. Creer que cuando una persona está enamorada de otra, es porque ha
sido activada por esa persona una “química especial”.
Mito “sólo hay un
amor verdadero en la vida”. Creer que si se deja pasar un amor, nunca
se va a encontrar otro igual.
Mito de la
perdurabilidad. Pensar que el amor romántico y pasional de los primeros meses de una
relación puede y debe perdurar tras años de convivencia, el famoso “Te amaré
para toda la vida”.
Mito del
emparejamiento y conversión del amor de pareja en el centro y la referencia de
la existencia personal. “La entrega total”. Hace referencia al olvido de la
propia vida, dependencia de la otra persona y adaptación a ella.
Mito de
entender el amor como despersonalización. Olvidar la propia identidad
y sacrificar el yo.
Mito del matrimonio. Creencia de que
el amor romántico y pasional debe conducir a la unión estable, exclusiva y
monogámica.
Mito de los celos
como muestra de amor. Se plantean los celos como una forma de expresar
sentimientos positivos hacia la otra persona. No se cuestiona el papel de
posesión y el inicio del espiral o círculos de violencia hacia la pareja.
Mito sexista de la fidelidad y de la exclusividad con
diferentes juicios para hombres y mujeres sobre la propiedad de una persona
sobre otra a través de la relación.
El amor romántico como lo definimos algunas feministas es una
construcción social y por tanto puede deconstruirse, podemos desmontar los
mitos del amor romántico y construir otras formas de relacionarnos, ser libres,
sin jerarquías, posesión y violencia. No es una tarea fácil -cabe decirlo- pero
es importante dar esa lucha. Necesitamos despatriarcalizar el amor, romper con
las estructuras de opresión porque la lucha contra el sistema también implica luchar
contra las dinámicas de su interiorización y su reproducción en nuestros
cuerpos y emociones.
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