“Antes
de ser mujer eres madre”: La lucha por el derecho a decidir
En septiembre
hay dos fechas muy relevantes para la autonomía de las mujeres jóvenes: el 26
de septiembre día mundial de la prevención del embarazo en adolescentes y el 28
de septiembre día por la despenalización del aborto en América Latina y el
Caribe.
Ambas fechas
están íntimamente ligadas porque tienen en el centro un tema muy profundo en
nuestra cultura y estructura social: la maternidad. Por tanto, se aborda un
tema central para la autonomía de las mujeres: el derecho a decidir sobre
nuestros propios cuerpos y vidas.
En esta
sociedad una mujer que decide no ser madre -o serlo pero en los tiempos y
condiciones que ella decide- es algo muy transgresor porque rompe con el ideal
de la maternidad como fin último de toda mujer, el supuesto “instinto materno”
que todas tenemos “naturalmente”. Transgrede la manera en que hemos sido
educadas, la manera en que se nos ha enseñado nuestra valía como mujeres.
La maternidad y
su idealización cultural profundiza las desigualdades entre hombres y mujeres,
en tanto al no tener esta carga, los hombres tienen mayores posibilidades de
La sublimación
del papel de la mujer como madre está profundamente arraigado en el imaginario
colectivo. La maternidad se muestra como una forma de reconocimiento social en
el que se invisibiliza o se subsume el rol de las mujeres en otros ámbitos.
Ha sido muy
fuerte encontrar que en el caso del embarazo en adolescentes la maternidad va
acompañada de la necesidad de muchas adolescentes de sentirse valoradas,
amadas, respetadas o por un profundo anhelo de abandonar el núcleo familiar
debido a la situación de violencia que viven.
Y es
importante señalar que no hablamos sólo del ser madre o no, sino de la libertad
que tenemos para definir cómo elaboramos nuestra propia construcción de
realización, plenitud y felicidad; la manera en que podemos tomar decisiones
sobre nuestras vidas y cuales son las condiciones sociales, económicas y
culturales que tenemos para hacerlo.
El movimiento
feminista ha logrado grandes avances en la lucha por los derechos de las
mujeres, incluidos los derechos sexuales y reproductivos. A pesar de esto,
seguimos enfrentando una serie de limitaciones e intentos de retroceso en la
legislación que vulnera el derecho a la libertad de las mujeres y que está
permeado de ideologías o creencias religiosas por encima de los derechos de las
mujeres.
Ninguna de
nosotras está completamente libre del peso del “deber ser”, es un reto al que
nos enfrentamos todos los días. Y, hablando de ideologías, uno de los discursos
más poderosos a los que nos enfrentamos es el de la santificación de la
maternidad.
Si, a muchas
mujeres nos siguen pesando los comentarios como: “¿qué clase de mujer es
aquella que se rehúsa a ser madre?”, “seguro se va arrepentir”, “ser madre es
lo mejor que le puede pasar a una mujer”.
Pero, ¿y a las
mujeres que deciden no ser madres? Mujeres a las que nos queda claro que la
maternidad no es nuestra elección, no por “jóvenes” o por una “racha”, sino por
la definición de otro proyecto de vida que incluso pasa por querer vivir
nuestra sexualidad más allá de la reproducción.
En una
sociedad conservadora y machista como la mexicana, las mujeres, adolescentes o
jóvenes que decidimos ejercer nuestra sexualidad, solicitar métodos
anticonceptivos o acceder a servicios de salud sexual, nos enfrentamos a la
estigmatización por parte de la sociedad, de nuestra familia, pareja, del personal
médico o de la comunidad.
Cuando
hablamos de embarazo en adolescentes surgen una serie de comentarios sobre la
capacidad de tomar decisiones de las adolescentes, de su inteligencia (o falta
de), de su educación; y ni pensar en el aborto como una opción ante un embarazo
no deseado, puesto que surgen comentarios sobre la moralidad de quien lo decide,
su -falta de- instinto materno, su egoísmo.
Una y otra
vez, nos encontramos con estos discursos en los que el sentido del cuerpo y la
vida de las mujeres se violenta, se vuelve pública, bajo el juicio acusatorio
de médicos, jueces, policías, líderes comunitarios.
La
estigmatización por parte de la sociedad y las autoridades hacia las mujeres
jóvenes en torno al ejercicio de nuestra sexualidad y a ejercer el derecho a
decidir mediante la interrupción del embarazo, representa una seria limitante
para el ejercicio pleno de nuestros derechos sexuales y reproductivos.
Los temas de
acceso al aborto libre, gratuito y seguro; educación integral en sexualidad;
diversidad sexual; acceso a métodos anticonceptivos, autonomía de las y los
adolescentes se vuelven controversiales y son categorizados como discusiones
morales, éticas, religiosas o médicas que distan mucho del reconocimiento y
garantía de los derechos humanos.
Esta
situación, sumada al contexto de violencia sexual, de género y social,
discriminación, desigualdad, pobreza en los que ejercemos nuestra vida sexual
genera condiciones de clandestinidad y prácticas que incluso ponen en riesgo la
vida de las mujeres.
El embarazo en adolescentes no puede abordarse sin cuestionar el
modelo socio-cultural que coloca a las mujeres solo como madres; no se puede prevenir
sin reconocer que las mujeres, especialmente las jóvenes, son personas con
capacidad absoluta de decidir más allá de la maternidad, sin que el Estado
reconozca los derechos sexuales como derechos humanos y si no garantiza el acceso
a las mujeres a una vida libre de violencia y el acceso a un aborto seguro y
gratuito. No se puede plantear acciones serias al respecto, sin hablar de las
desigualdades, pues finalmente ambos, el embarazo a edades tempranas y el
aborto, son cuestiones de justicia social.
Elige Red de Jóvenes por los Derechos Sexuales y Reproductivos, A.
C.
@EligeRed
@EligeRed
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